lunes, 17 de octubre de 2011

SHAILA

“No facilitamos negocios a terceros”

La banda de punk rock vuelve luego de un tiempo largo de ausencia. Con aire renovado, no quiere entrar en la vorágine de la industria rockera y apuesta a disfrutar cada etapa. Su lucha contra los medios y los envidiosos de siempre. Texto por Marcelo Maccio Villegas.



Ya pasaron 17 años desde que Shaila dio el puntapié inicial en la música. Los amigos que formaron la banda mientras estaban en el secundario son ahora un grupo de treintañeros que sigue rockeándola. En el medio hubo discos, giras y shows, que continuarán en el futuro. Vienen de un parate desde fines de 2010, y en la charla con Noticias Urbanas adelantan lo que esperan los fans, un nuevo disco de estudio.

“Cuando volvimos, la idea fue no ponernos plazos o términos y tratar de que cada momento se dé con los tiempos que se tengan que dar. El disco es lo mismo, hay bosquejos de canciones pero sin plazos, puede que esté para el año que viene. Toda vuelta necesita un disco que grafique el ahora y este momento es muy movilizante para todos”.

–¿Por qué se dio el parate y por qué el regreso?
–Es más fácil explicar la vuelta que el parate. La vuelta es por la pasión que genera la música, y la pasión perdida en estos tiempos que paramos; volvemos por una necesidad. Y el parate responde a años de trabajar y trabajar, de tocar mucho y no parar nunca; giras, shows, festivales, cierres de año. En medio de todo eso, grabaciones, componer discos, todo autogestionado. Llegó un momento en que estallamos.

–¿Se plantearon cambios posparate?
–A nivel interno sí, cambian cuestiones de la composición interna, pero nada concreto. Es como escuchar al cuerpo; antes lo obligábamos a que vaya de un lado al otro, ahora nos dice “guarda, que no doy más”. Cada momento va a tener sus tiempos lógicos. Vamos a entrar en una vorágine en algún momento, quizá al grabar, pero de un modo light. Es volver un poco a los orígenes también.

–Con Shaila sucede algo raro, y es que a pesar de siempre crecer, nunca explotaron, mediáticamente hablando, del todo. ¿Lo sienten así?
–No descubro nada si digo que la música es un negocio que se pone por encima de todo. Y a la hora en que los grandes popes deciden qué está de moda y qué no, y qué suena y qué no, el negocio tiene que ser total. Si no te pueden chupar desde Sadaic los shows o los discos, vos no sos buen negocio. Negocio sos si encajás en todos los lugares, entonces te garpan un CD, te organizan shows, te llevan a festivales y te sacan guita. Shaila va en contra de eso y es una banda que no facilita negocios a terceros. Los discos los gestionamos y vendemos nosotros, ¿por qué me vas a dar una mano vos? Si me la das es porque después queres un manguito. Si bien las compañías no tienen el peso de los 90, ser independiente todavía en algunos sectores es mala palabra. Pasa un poco por ahí la cosa. ¿Por qué algunos medios no nos dan pelota? Si tenemos convocatoria, discografía, historia y todo. La única explicación es ésa.

–¿Qué dejaron de lado por la música?
–Todo lo que cualquier pibe se toma su tiempo para hacer, nosotros tuvimos que relegarlo, y no es por pasar factura sino una decisión que tomamos. Tu laburo está por debajo de la banda, tus estudios están por debajo de la banda, incluso quizás tus mujeres y novias están por debajo de la banda. Y el parate tiene algo que ver con eso. Cuando llegaron los chicos hubo que pegar un freno de mano, reestablecer prioridades y arrancar de nuevo.

–Desde las letras siempre manejaron temáticas y formas de decir las cosas distintas al resto de las bandas, ¿eso fue una decisión consciente o se dio solo?
–La lírica fue evolucionando con el crecer de Shaila. En las letras estuvo siempre el buscar el porqué de las cosas de una manera meticulosa. No era cuestionar y decir está mal, sino decir, “está mal por esto”. Eso te lleva a utilizar otro vocabulario.

–En cuanto a género, el punk rock parece haber quedado relegado tras las explosiones del reggae y el reggaeton.
–Nuestro género tiene una naturaleza que es la crítica, ser contestatarios. El punk se caracterizó por decirlo de manera más vehemente; el punk fue siempre un poco más marginal. Hoy al punk le succionaron la ideología, pero va a resurgir, es cíclico. Hoy es reggae, mañana otra cosa.

–¿Qué fue lo más duro contra lo que tuvieron que batallar?
–Son buenas preguntas porque son las que no queremos contestar. Tuvimos que batallar contra la envidia, contra un montón de gente mala leche que te quiere hacer pisar el palito, que le quiere hacer creer a la gente que uno no es como es. Quiere desenmascarar cosas que no tienen máscara, o te ponen en lugares en los que no estuviste ni vas a estar.

–Se me ocurre, por ejemplo, el tema de las letras, que decían que eran sacadas de libros de filosofía.
–Hubo críticas de todo tipo. De las letras decían “ojo, que eso es Rousseau” o “aquello es Foucault”. Es una crítica vacía, como que nos deschavaban, pero nunca nos hizo mella. O decían que tal tema era más ramonero o Bad Religion. Pero leemos y escuchamos más que eso y somos auténticos. Nos quisieron bastardear formas de independencia y autogestión. No venimos a hacernos la vedetonga con la carrera impoluta, pero siempre nos bancamos los discos, las remeras, las giras, editamos bandas, las llevamos de gira. Nos jodió que venga un pelotudo a decir que no somos auténticos.



Nota original publicada en Noticias Urbanas: http://www.noticiasurbanas.com.ar/info_item.shtml?sh_itm=19acbba5aef3b9d7c4bb21b45ef96ac8

jueves, 13 de octubre de 2011

LUCAS MARTÍ

"Ya no me afecta que me encasillen"


El hermano de Emmanuel Horvilleur pisa fuerte en un plano menos masivo que el del Illya Kuryaki. Desentraña para Noticias Urbanas el proyecto Varias Artistas, solo de mujeres, y analiza las lógicas de la industria actual y de la prensa local. Texto por Marcelo Maccio Villegas.


No es normal que un artista componga letra y música de 15 canciones para entregarlas a distintas artistas para que las graben. Sin embargo, eso hizo Lucas Martí, dentro del proyecto Varias Artistas, que ya lleva dos discos editados.

En Se puede, el segundo disco del proyecto, participan Julieta Venegas, Mariana Baraj, Deborah del Corral, Naila Borensztein, Daniela Herrero y Flopa, entre otras.

“A nosotros nos cuesta definirlo. ¿Es una banda?, ¿un compilado? No, es un montón de cosas; es algo que no sabemos definir. Lo que unifica todo es el hecho de que yo compongo las canciones, pero el proyecto gira en torno al disco, no hay actividad más allá de eso”, redondea Martí en una charla con Noticias Urbanas.

–¿Hay cambios entre el primer disco de Varias Artistas y este segundo?
–Se sumaron más personas que queríamos que estuvieran, y otra cuestión es el desarrollo de las letras: el primer disco surgió en un momento en que yo venía de otros discos míos, con una intención de hacer temas sintéticos. En el primer disco las letras tienen la intención de simpleza, son cortas. Este, el segundo, retomó la manera de trabajar con canciones largas, con más desarrollo.

–¿Cómo es componer sabiendo que cantará otra persona?
–Divertido, estimulante, muy entretenido, porque te imaginas personas, voces. A veces sabes quién y otras no. Compongo una música primero y esa música va sugiriendo letras. Hay canciones que surgieron de un día para el otro y terminaron adentro.

–¿Cuál es el criterio para elegir a las artistas?
–Tiene que ver con algo de intuición; qué pienso y siento respecto a alguna de ellas; pienso en sus voces o cómo cantan, y a partir de eso surge la búsqueda de si se da o no. Algunas no se encontraban con las canciones, y ellas se tienen que sentir a gusto; varias dijeron que no. Entonces, eso da la pauta de que las que están es porque sintieron algo.

Lucas Martí trabajó las canciones junto a Ezequiel Kronenberg en la producción. Ambos sienten que en el disco el factor común son los estados de ánimo: “Es un disco compuesto hace dos o tres años. Estaba contento con lo hecho con el primer disco, con el que tuvimos muy buena repercusión. Eso me inspiró a componer el disco en ese momento, con un estado de ánimo de transformación, de algo tristón pero con ganas de transformar. De ahí el titulo Se puede. Por más que las cosas estén grises, se puede”.

Si bien Martí reconoce que "llegar lo más lejos que uno pueda es muy importante", pone como condición que sea "“por lo que hacemos y nada más que por eso". Y agrega, algo desafiante: “El primer disco de Varias Artistas daba para mucho más, pero no tuvimos suerte con la compañía”.

“A los discos muchas veces se le ponen estrellas, puntajes, y se dice por ejemplo que un artista perdió creatividad. Pero la gente de la prensa también carece de creatividad. Cuando hay un proyecto como éste, en el que les proponés algo que sale de lo normal, no lo llegan a captar; y ojo, no quiero quedar como ‘soy diferente’. Está muy instalado que las cosas tienen que ser similares a otras que ya fueron exitosas afuera, y prefieren apostar a eso. Incluso con los empresarios también pasa eso: carecen de creatividad para hacer negocios y apostar a las cosas nuevas”, expresa Martí, intentando ser objetivo en su crítica.

–¿Qué ideas nuevas hay en la música?
–Qué pregunta difícil [dice, y piensa varios segundos]. Cuando te ponés grande y no lo querés aceptar, empezás a decir que no hay cosas nuevas, cuando en realidad habría que decir “estoy viejo y ya no investigo como antes”. O también es típico decir que lo viejo fue mejor. Pero creo que siempre hay cosas nuevas, pasa que uno se va cerrando. Igual, lo nuevo, de los 90 para acá, tiene que ver con reciclar y meterse en la basura y sacar algo; meter la mano en lugares donde no la metía nadie. Yo vengo de ahí también. En A-Tirador Láser, mi antigua banda, agarrábamos un montón de cosas, mezclábamos todo, eso me dio una apertura, no soy una persona que se encasille.

–¿Importa el lado comercial?
–Sí, por supuesto. Cuando compongo siento que algunas canciones tienen potencial y pienso que eso va a ir de mano en mano y puede llegar a un montón de lugares. Que yo tenga como motivo principal buscar la belleza musical no quiere decir que eso no pueda escucharlo cualquier persona y entenderlo.

–¿Irían por un tercer disco de Varias Artistas?
–Sí, porque es un proyecto que me da satisfacción en un montón de sentidos y es parte de mi carrera y me renueva. Tomo una distancia de mi ego de cantar; tomo fuerza y sigo en mi actividad de componer y sacar discos. Está bárbara la idea, y proyecto trabajar con gente joven.

–Siempre trabajando de forma independiente.
–Si una compañía hace un proyecto así, el mismo, no va a tener este resultado. Armarlo de manera independiente tiene una magia y se nota. Hay mucha gente que está trabajando en la industria y es inoperante. Si vos le das a un sello grande un proyecto así, quizás lo hacen peor que nosotros.

–¿A qué cosas le esquivás?
–Que me comparen o encasillen fueron los primeros disgustos cuando empecé a hacer música, pero te puedo asegurar que ya no me afecta.



Nota original publicada en Noticias Urbanas: http://www.noticiasurbanas.com.ar/info_item.shtml?sh_itm=5dd2ec230884e0562f62b60a576f09db

lunes, 10 de octubre de 2011

2 MINUTOS

“El punk se volvió mainstream”

Con su “estética pastillera”, la banda que se formó hace más de 20 años va de frente y afirma que el género de los tres acordes “goza de buena salud”. Reticentes a las compañías, asumen que no le dan “mucha bola al disco”. Texto por Marcelo Maccio Villegas.




Valentín Alsina. 1987. Un grupo de amigos se junta para hacer música. Nacía un ícono del punk argentino: 2 Minutos.

Palermo. 2011. Los actuales miembros de la banda –Walter “Mosca” Velázquez (voz), Alejandro “Papa” Ainadjian (bajo), “Monty” Montaña (batería), Marcelo Pedro Pedrozo (guitarra) y Pablo Blinsky Coll Velmondo (guitarra)– se sientan frente al cronista de Noticias Urbanas para responder preguntas, aunque la conversación se torna una charla entre amigos, con grabador de por medio.

El presente de 2 Minutos se llama Vamos a la granja/ Directo al Infierno, un disco de 21 temas agrupados en dos conceptos diferentes, que marcan la vuelta al estudio de la banda de Lanús, después de Un mundo de sensaciones, de 2006.

–¿Cómo sienten que le fue al disco desde que lo lanzaron hasta ahora?
Mosca: –En realidad, como no estamos ahí con la movida de las compañías, no sabemos [comienza relatando Mosca, que lleva la voz cantante en la entrevista aunque todo sumen su palabra]. Tocamos dentro y fuera del país… no le damos mucha bola al disco, pero entre los pibes que van a ver a la banda, gustó.

–No darles pelota a las compañías, ¿significa que no les importa vender los discos?
Mosca: –Nos chupan un huevo las compañías, nos importa que nos saquen el disco y nada más. El resto lo hacemos nosotros.

–En el álbum hay cuatro covers, de The Clash, Sandro, Melero y Joaquín Sabina, ¿cómo los eligieron y por qué?
Mosca: –El de Melero lo veníamos haciendo hace tiempo, en los ensayos. Había una transición desde el disco Un mundo de sensaciones a este, pasando por los 30 años del punk, que nos metieron a nosotros ahí; un curro, un invento por los 30 años del “punk” [se esfuerza por hacer notar las comillas]. ¿Y por qué festejaron los 30 y no los 31? Un curro total, un invento... ¿Qué te estaba diciendo?

–Los covers del disco nuevo
Mosca: –Hacía tiempo que no salía un disco nuestro, tres años, entonces pusimos toda la carne al asador, salió el de Melero, el de Sandro salió también, después el de Sabina y el de Calamaro (“Todavía una canción de amor”) los eligió Papa por una cuestión personal, y el de The Clash lo hicimos porque nos gusta a todos.

“¿The Cult?”, pregunta Papa, que se había distraído de la conversación. “The Clash, boludo”, le aclara Mosca.

–¿Qué bandas de acá les gustan o escuchan?
Mosca: –Loquero, Catarro Vandálico, Tan Biónica.

–¿Tan Biónica? Parece muy pop para su estilo.

Papa: –A mí Tan Biónica me cae muy bien.
Mosca: –De la generación punk-rock los tenemos a todos los que son colegas hace tiempo. A mí también me gustan Melero, Victoria Mil, que con el punk [pronuncia “punk”, como se escribe, y no “pank”] no tienen nada que ver.

–Hace unos meses estuvieron en el festival Vive Latino, ¿cómo fue la experiencia?
Mosca: –Es un festival de la concha de su madre y nos fue excelentemente bien. Si te digo del 1 al 10, le doy un 22, ¡imaginate! Te redoblo la apuesta: un 22 en buen sentido, un ¡WOOAAAA! [hace el sonido a gran volumen].Algo así es.

–Ustedes ya tienen un público fiel, que los sigue, ¿les gustan los festivales donde el público se mezcla y quizá no los va a ver a ustedes?
Mosca: –Nos gustan, pero te dan poco tiempo y cuando estás recalentando motores te miran del costado y te dicen “2 o 3 temas más” y no querés bajar. Y por eso nos bajaron de algunos festivales, porque no les damos bola cuando nos dicen eso.

Papa: –En el Cosquín y en el Quilmes Rock no podemos tocar más por esos temas.

Pedrozo: –¡Ahora tocamos en el Vive, putos!

–El punk es de los géneros que menos crecieron en los últimos años…
Mosca: –Pero goza de muy buena salud. Las bandas la están rockeando. Hay pibes, Bulldog, Cadena, Catarro… lo que no hay es nueva camada.



Nota original publicada en Noticias Urbanas: http://www.noticiasurbanas.com.ar/info_item.shtml?sh_itm=e35c6b3fb2e2694857c9f12cefc57e5f

Pedrozo: –Los pibes en vez de hacer cosas nuevas quieren hacer covers, quieren ser Los Ramones, quieren ser Flema.

–¿Sigue teniendo sentido el punk como género, en cuanto a filosofía?
Mosca: –Hay bandas que tienen mucha rebeldía y ese estilo de filosofía, y hay otras que la cagan y hacen lo que les dicen las compañías. Pero el punk y el hardcore pasaron a ser un estilo más de música y se volvieron mainstream, porque las discográficas chuparon ese estilo de música.

–Hay bandas que ponen mucha atención a la estética, ¿cómo ven esa situación?
Mosca: –Ya ves la bola que le damos a la estética, yo recién me levanto. La estética pastillera tengo yo. Pero cada loco con su tema, igual está bueno, si alguno se produce para subir a tocar, lo aplaudo; pero si se basa en la estética y la música es una garcha, andá a tocar a un cabaret.

–¿A ustedes qué cosas les importan?
Mosca: –Hacer buenas canciones, sacar buenos discos y subir al escenario a arrancarle la cabeza a la gente... en el buen sentido de la palabra.

–¿Qué planes tienen para el futuro?
Mosca: –El objetivo es crear buena música y hacer lo que me importa... despeinarte el flequillo. Para adelante, agarrarme un zarpe bárbaro. Ponele que drogas, alcohol, y después seguir tocando.

–¿Sigue estando esa pose de rockero drogado?
Mosca: –Nosotros no tenemos pose, no nos fijamos en nada, si tal anda con la modelito ni nada. Nos metemos en una pancheria 24 horas, nos tomamos diez birras, comemos un panchito, nos drogamos un poco y después a las casas. No ostentamos: simplificamos todo.

–No son como Los Marrone (banda ficticia creada por Diego Capusotto en su programa Peter Capusotto y sus videos), ¿qué les parece su humor?
Mosca: –Es excelente. Desde siempre lo miramos. Del 1 al 10, de nuevo le pongo 22.

jueves, 6 de octubre de 2011

BRANCALEONE

“Esta banda es un negocio emocional”

De objetivos algo locos, como la construcción de un anfiteatro en La Plata, y de un sonido que es pura mixtura, estos muchachos se las traen. En constante expansión, dicen: “No buscamos sacarles un mango a los CD”. Texto por Marcelo Maccio Villegas.



“Sin concesiones. Sin transas. Sin mercenarios. Con todo lo otro”, parece ser una de las premisas de Brancaleone, tal como afirman sus integrantes, en un pasaje de la charla con Noticias Urbanas, antes de su show el próximo 10 de septiembre en El Teatro de Colegiales.

La banda tocará su último disco, Todos los cueros la misma canción, que a simple vista ya sale del común por su tamaño y estética, que incluye láminas para montar sobre el arte. “Los discos se venden cada vez menos, y nosotros somos de buscarle la quinta pata al gato, de agregarle un plus a las cosas. Como el disco tiende a desaparecer y la gente se baja todo por internet –algo de lo cual estamos a favor–, le agregamos algo más, para que los oyentes quieran tenerlo original”, explican, y agregan que “si lo hablamos desde lo artístico, un disco es un todo, una obra, e intentamos transmitir lo que queremos desde todos los puntos de vista”.

La relación con el público y la llegada de lo que hacen parece ser una de las claves de Brancaleone: “Cuando las canciones son escuchadas, dejaron de ser de cualquier banda y ya son de la gente”, aclaran, y comentan que “no está la búsqueda de sacar un mango de los discos”. Dicen: “Si bien nos encantaría vender millones y hacer guita a full, la distribución la hacemos en los shows, con posibilidad de que haya mucha, poca o nada de gente”.

“Queríamos ir a tocar a La Plata y no era fácil, había que mover mucha gente; pedían en todos los lugares por cantidad de gente y plata. Nos contactamos con el Centro Cultural Olga Vázquez, que tenía espacio para personas, estaba habilitado, pero que no estaba en condiciones, y en asamblea decidimos que queríamos construir un auditorio para 200 personas”, explican la movida que los llevó a picar paredes, construir un escenario y hacer instalaciones eléctricas, entre otras cosas.

En la tarea estuvieron los integrantes de la banda –Martín Dufou (voz, charango), Juan Argain (guitarra), Alejo Urbani (bajo), José Giorgi (batería), Gonzalo Gutiérrez (armónica), Marcelo Henin (guitarra), Edgardo Bonani (teclas) y Pedro Dufou (todo lo demás)– y algunas personas del centro cultural. “La movida era trabajar toda el día, desde las 8 de la mañana hasta la noche, y esa misma noche tocar, con las manos llenas de sangre a veces, para recaudar fondos para la siguiente jornada”, cuentan.

El justificativo que los llevó a poner manos a la obra parece lógico: “El tipo que tiene un bar o lugar para tocar, lo tiene para vivir. Nosotros no vivimos de Brancaleone, es más un negocio emocional que de guita. Hay que darles lugares a las bandas para que crezcan. ¿Cómo hace si no una banda para llegar a La Plata y meter 50 personas si todavía no tocó nunca?”.

Lo próximo en la vida de Branca es encarar su nuevo disco, el cuarto en su carrera. “Lo estamos laburando, haciendo maquetas. Tenemos un par de canciones a las que les faltan cositas. Hay unas quince ya”, adelantan y comentan que “todos los temas tienen esas vueltitas que ya son nuestras, pero estamos en la búsqueda todavía”.

Si bien asumen que la idea es tenerlo lo antes posible y sueñan con que puede ser en diciembre, afirman que “tiempo para laburar hay, en el verano estamos todos más tranquilos”. Y expresan que “a principios del año que viene el disco ya debería estar listo”.

Los lugares donde se presenta la banda son todo un punto anecdótico: además de construir un auditorio en la ciudad de las diagonales, armaron una peña y prepararon temas de corte folclórico para la ocasión; también consiguieron un camión con sonido necesario y anduvieron dando vueltas. En otra ocasión, cuando el Indio Solari tocó en Tandil, consiguieron una camioneta y se fueron para allá a tocar en la calle, para que la gente que veía al ex Redonditos los conociera.

¿Demasiado trabajo para una banda? “Es también una forma de disfrutar, buscar tu forma. La banda tiene que ser escuchada y para eso hay que ponerla en lugares donde hay gente. Como banda independiente que somos tenemos que ocuparnos de los espacios”, explican.

“Nosotros hablamos de firmar un contrato o no; cada uno hace de su banda y su vida lo que se le canta y lo que puede. Firmaríamos según lo que diga el contrato. Si nos permite estar tranquilos y no nos priva de hacer el tipo de cosas que nos gusta, no le vemos el lado malo”, sostienen los Branca, y refieren que a veces las discográficas prohíben que se presenten antes de fechas organizadas por ellas, o incluso llegan a cambiar integrantes de las bandas.

Si bien no hay letras que hablen de cosas puntuales de la banda, como el auditorio, “la lírica habla de los sentimientos y de lo que nos pasa”, analizan, y agregan que “no somos explícitos, no pretendemos explicar cosas que están a la vista”.

Pensando más en el hoy que en el mañana o el ayer, dicen: “Dentro de diez o veinte años, mientras estemos tranquilos y contentos, va a estar bueno donde estemos. Tenemos en claro qué es lo que no queremos”. Y sueñan: “Ojalá demos la vuelta al mundo tocando. A veces para conseguir cosas hay que pagar un cierto precio, pero por ahora lo ponemos nosotros”. 



Texto original publicado en Noticias Urbanas: http://www.noticiasurbanas.com.ar/info_item.shtml?sh_itm=ec52e9ef4b4f1b546a2a7d08840c3674

viernes, 16 de septiembre de 2011

LA SAGA

“Queremos cruzar la frontera”

Mientras intentan hacer pie en territorio argentino, los integrantes del grupo uruguayo siguen rodando su último álbum, El vendaval. NU habló con su frontman, Nicolás Baggatini, que repasa pasado, presente y futuro de la banda. Texto por Marcelo Maccio Villegas.





La Saga, banda uruguaya que ya ronda la década de historia, acaba de editar en la Argentina El vendaval, su último disco. Sin embargo, hubo algunos trabajos con anterioridad que repasamos con Nicolás Baggatini (voz) –que integra el grupo junto a Daniel Azzoni (guitarra y coros), Damián Silva (bajo), Nicolás Constantini (batería) y Agustín Ferreyra (guitarra y coros).

“En ¿De donde querés venir mañana? (2003) queríamos mostrar nuestras canciones y estábamos felices de tener un disco en la mano. Quiero (2005) fue un CD poscrisis económica, es rockero y reivindicativo de la justicia social, desde una poética no agresiva que dice cosas: habla de la crisis y de una despedida a una persona que queríamos mucho. Después vino Eso que nos lleva (2006) (NdR: se convirtió en disco de oro y vendió todas las copias en un día), una gira y, en medio de todo eso, hubo cambios en la banda, fue un momento muy crítico; después viene el ahora, que estamos más armados que nunca”, resume Baggatini en una charla con Noticias Urbanas.

–Un error común en los argentinos es creer que el sonido de las bandas uruguayas tiene siempre vientos y mixturas con el candombe, ¿coinciden con eso? ¿Cómo definen su sonido?
–Las bandas que abrieron camino, La Vela Puerca y No Te Va Gustar, tienen formación big band, con vientos acoplados, y eso en el imaginario popular argentino quedó grabado a fuego; pero el rock uruguayo no termina ahí. Hay bandas muy grandes que nunca cruzaron el charco, como Buitres, otras pop punk que están resurgiendo, como La Trampa, y en medio de todo eso está La Saga. A los músicos nos cuesta etiquetarnos porque salimos todos queriendo no parecernos a nadie y nos cuesta dar referencias. Si digo que somos amigos de NTVG la gente se piensa que somos eso, y no somos sólo eso, somos rock uruguayo.

–Nombrás a Buitres, que nunca exploraron la Argentina como mercado; ¿por qué La Saga decidió intentarlo?
–Buitres es la banda emblemática de la posdictadura uruguaya. Son gente bastante grande. Y cruzar el charco para hacer el camino de hormiga no es fácil. Es una banda que podría haber funcionado muy bien acá, tienen una poética especial. En nuestro caso, yo hace cinco años que largué todo, era médico pediatra, y eso significa que voy a tratar de hacer de La Saga mi forma de vida. Queremos que nuestras canciones, que ya forman parte del imaginario popular uruguayo, crucen la frontera.

–Se suele decir que las canciones son el reflejo del momento en que fueron compuestas, ¿en qué situación nacieron las de El vendaval?
–Imaginate un período muy crítico y a la vez germinal; noche, borrachera y sensibilidad puestas en las canciones, pensar el arte desde otro lado. Hasta este disco teníamos actividades paralelas, no era la banda nuestra actividad principal, pero ahora sí. El disco fue el descubrimiento de un nuevo camino, que es el de la esperanza, levantarte todos los días y hacer lo que tenés ganas.

–El arte de tapa parece tener un mensaje.
–El concepto general, al estar dado vuelta el paraguas y nosotros también, lo que intenta decir es que vino este viento que cambió todo de lugar y definió una nueva realidad. Se llevó el paraguas de viaje, no destruyó nada pero abrió las puertas.

–Una particularidad del disco es que el nombre no es el de ninguna canción ni nada muy relacionado con las letras de los temas.
–Está bueno como surgió. En la mitad del tema “Donde nada importa” hay un recitado: “Llevo en el alma un vendaval enfermo, la melodía que es el alba de lo oscuro eterno”, algo superoscuro, la palabra vendaval estaba ahí, nada más. Al disco no sabíamos cómo ponerle y escuchando las premezclas nos dimos cuenta de que el disco parecía estar rodeado de aire, y la palabra vendaval es bien rioplatense. Entonces la usamos. El sonido fue quien le puso nombre al disco.

–¿Ya piensan en el disco que viene?
–El martes 23 grabamos en Uruguay un CD y DVD en vivo, Verás, que tiene una canción nueva y canciones de otras épocas. La banda lo piensa como disparador para el futuro disco. Hay muchísimas canciones, pero tienen que llegar al ensayo y pensarse conceptualmente. En las letras hay una historia de encuentro y desencuentro de dos personas, que todavía no sé quiénes son. Hay indicios de adónde vamos, pero no se sabe nada hasta que no te metés en la joda.

–Por el momento político argentino, varios músicos han dado su apoyo a políticos e incluso integraron listas de candidatos, ¿eso se da en Uruguay? ¿Cómo es esa relación?
–El rock uruguayo, salvo algunos exponentes como Los Traidores, es bastante apolítico, por lo menos no hay nada directo. La participación de artistas en estructuras políticas no existe y no creo que exista por mucho tiempo. Lo cual no quiere decir que las bandas no digan cosas que están relacionadas con política. Uruguay está viviendo lo que ustedes viven con el paco, de a poco, y está bravo de verdad; estamos pensando qué hacer como artistas desde nuestro lado, aportar un grano de arena. Lo último que hicimos fue hacer una canción a una fundación que se ocupa de dar apoyo a todos los niños con cáncer; y eso es política, desde otro lado.

–Sos quien escribe las canciones y las canta, ¿sentís que sos el que marca el destino de la banda?
–Si bien tenés razón, una de las cosas más importantes que aprendí es que si el grupo no avanza como un todo y no está de acuerdo, los proyectos se caen. Para que te des una idea, Daniel Azzoni es mi compañero de banco de la primaria, mi complemento armónico.

martes, 13 de septiembre de 2011

SALTA LA BANCA

“Hacemos política desde la música”

Con el segundo disco, Seremos, en la calle y un discurso sin ingenuidad, Santiago Aysine, voz cantante, dialogó con NU, en una charla anclada más en el arte de lo posible que en lo musical. “La Argentina es el único país del facho pobre”, asegura. Texto por Marcelo Maccio Villegas.



“Si estamos juntos, ¿qué importa el mundo?”, se pregunta Santiago Aysine en “Seremos”, último corte del reciente disco homónimo de Salta la Banca, banda de la que es cantante e integra junto con Alberto Grammatico (guitarras y coros), Santiago Maggi (teclados), Gonzalo Sosa (bajo), Mauro Ostinelli (saxo alto y tenor), Julián Baranchuk (batería) y Ramiro Maidana (armónica).

Mientras los integrantes de la banda cruzan saludos, se oye la conversación que están teniendo sobre política, tema que, asumen, les importa muchísimo. “Hacemos política desde la música y creemos que cada vez va a tener más patas dentro de las canciones”, dice Santiago.

–¿Cómo es hacer política desde la música?
–Está desarrollado desde la sensibilidad y tiene que ver con combatir la segregación que fomenta el sistema. Es una forma de combatir el fascismo del pobre que existe en la Argentina, es el único país en que existe el pobre facho.

–¿Cómo se definen políticamente?
–Yo soy de una familia muy política: mi madre y hermana son militantes del Partido Obrero. Me defino como un socialista y, antes que todo, anticapitalista.

–¿La ideología de la banda también camina por ese sendero?
–Sí, sí, por supuesto.

–¿Cómo hacen para que no los vean como una banda que sólo quiere bajar línea?
–El tema está en que esto arrancó de manera opuesta. Si bien hay figuras políticas dentro de la banda, la gente no lo embandera en ese sentido. Las canciones del primer disco van por otro lado. Eso hizo que no nos embanderen como banda política sino como banda comprometida. Ya en el segundo disco las letras son más críticas, pero Salta la Banca trata de ir por todos los lugares que hacen a una persona: el amor, desamor, amigos, el barrio, la política, la familia…

–¿Qué opinan de las bandas que se definen como “apolíticas”?
–No las escuchamos con atención, son un producto consumista. No somos cerrados a las bandas que no dicen nada, pero creemos más y nos gustan las que sí dicen algo. De todas formas, si la música es buena, la escuchamos; pero en esta coyuntura y con todo lo que está pasando –la nota se concretó previo al ballottage porteño– la obsecuencia ya está, sería hasta absurdo omitir todo lo que está pasando. Tener la posibilidad de decirlo y no hacerlo.

–Pero también está la otra campana, que asegura que con todo lo que está pasando, hay que despojar a la música de ciertos temas.
–La música es neutral, pero el eje de todas las cosas son políticas. Hay gente que no entiende lo importante que es la política.

–Es, como aseguran algunos, “aunque no te ocupes de la política, ella se ocupará de vos”.
–Adherimos a eso. No me parece mal la banda que escribe boludeces o es apolítica, pero no lo haría. Me gusta usar este medio para decir lo que pienso en vez de cantar “Vamos a bailar toda la noche”. La gente que se queja de que le cortan las calles y putea porque no va a laburar en paz, que se adentre y se entere del porqué están cortando la calle, qué está pasando, que ayude. No te cierres en que saliste del laburo y querés llegar a tu casa.

–¿Les importa trascender en cuanto al público? ¿El tema político no puede ser una traba en eso?
–Que lo sea; si la idea es llegar siendo banales, no llegaremos. La idea es que la gente que piensa que no está bien se sume y se dé cuenta de que la política es importante. Una persona que colaboró con el disco dijo que estaba bueno el producto pero que ya había pasado el tema de tener un discurso político y zurdo. Esa mentalidad hay que combatir, la que diga que ya pasó de moda decir algo desde una canción.

–¿Por qué creen que los artistas toman ciertas banderas políticas?
–La gente tiene más acceso a los artistas que a la política y creen más en los artistas que en los políticos, y si el artista adhiere a una candidatura, la gente va a acercarse para ver si está de acuerdo o no.

–¿Y si el artista se incorpora a las listas?
–Está bien, no descarto yo también integrar alguna lista en algún momento.

–En el plano musical, ¿qué diferencia hay entre este disco y el primero?
–Diferencias, todas. Uno es acústico y otro eléctrico. El contenido y el mensaje también son distintos. En este se traduce muy bien el gusto y encanto que tenemos todos, y lo que nos gusta. No buscamos un género determinado sino que le damos a cada mensaje un ritmo particular.

–¿Por qué se dieron tantos cambios?
–Porque hemos progresado en lo que hacemos, y las ideologías se van desarrollando y eso te va haciendo mutar. El disco que viene seguro será distinto, pero con el mismo corazón. Mucha gente nos dice que escucha el disco y escucha algo adaptado a Salta la Banca, sienten que las canciones tienen identidad. Eso nos llena de emoción y orgullo.

–Si bien el disco es muy reciente, ¿ya piensan en el que viene?
–Ya estamos pensando los ritmos del disco que viene. Este disco se empezó a laburar hace un año y medio, y para el disco que viene ya sé que quiero hablar de ciertas cuestiones, y cómo quiero laburarlas. Si bien el disco recién salió, ya sé para dónde se va a dirigir el que viene, sé lo que quiero.

jueves, 8 de septiembre de 2011

MATIAS MENDEZ - EL CHAVEZ

“Acá el medio rocker es conservador”

Matías Méndez es El Chávez, aunque no se sienta solista. Habla de cultura rocker, política y también, claro, de su próximo CD. Asegura que le gustan las mixturas. Texto por Marcelo Maccio Villegas.



En las referencias obligadas de Matías Méndez se encuentran su paso por Nuca, ser parte fundadora de Árbol y producir discos de No Te Va Gustar y de Gustavo Cordera, entre otros. Pero su mejor carta de presentación es su disco Morón City Groove, que presentará y despedirá –insólito pero cierto– el próximo sábado 3 de septiembre.

En una charla con Noticias Urbanas contó que al principio la idea era subir el disco a la web y grabarlo en CD ya que “venía de malas experiencias con sellos y la industria”. Habla
de “nosotros” y no como El Chávez solista.

–Con más de un año de rodaje del disco, ¿cuáles son las conclusiones?
El disco no para de darnos alegrías. Encontramos una forma de tocarlo y un ambiente que es lo que estábamos buscando;la gente viene a bailar, no es un concierto, y han usado temas para publicidades, en la tele, y eso abre, es una especie de mimo. Dimos en el clavo de algo que no estaba y ahora está. Capturamos algo que estaba pasando, el triunfo de este disco es eso.

–En el arte del disco no aparecen las letras, ¿eso marca una supremacía de la lírica por sobre
la música? ¿Cómo definís las letras?
–Fue una decisión estética. Si escuchás la música, quizás la asemejás al estilo de bandas que hablan de arengue o liviandades, pero tengo una forma de escribir muy críptica. En este disco traté de ser más claro, pero no me salió. La letra tiene una estética en sí misma.

–¿Qué búsquedas te interesan?
–Me interesa mezclar la cosa electrónica y lo folclórico. Hay temas que tienen guitarras de milonga uruguaya mezclada con cumbia, acordeones y sonido litoraleño. Nos encanta mixturar el folclore de distintas zonas. Si nos escuchara un folclorista diría que somos unos irrespetuosos, pero nos gusta un acordeón litoraleño mezclado 
con hip hop y cumbia, esos elementos nos seducen.

–¿Ya estás trabajando en el disco nuevo?
–Todo el tiempo vengo armando cosas, componiendo, probando. En un momento me doy cuenta de que tengo un montón de cosas y ahí trabajo más enfáticamente para cerrarlas. 
En el próximo disco vamos a agregar una veta de trash y guitarras rítmicas y algo folk.

–Dijiste que “el discurso y la cultura rock son una planta seca”. ¿A qué te referías? ¿Seguís sosteniendo eso?
–No quiero hacer una bandera de eso. Es algo que siento, no quiero decir que sea así, pero la forma rock y el discurso rock están agotados hace bastante tiempo. Yo apuesto a abrir y mixturar. Hace mucho que no escucho que pase algo, se vienen mordiendo la cola.

–¿Qué cosas escuchás que no te parecen nuevas?
–Escucho en la Rock & Pop que pasan el disco nuevo de equis banda y digo “Muchachos, dejemos de robar, ya está”. Acá todo llega tarde, es bastante conservador el medio del rock, las radios. No hay espacio para cosas nuevas y sí para cosas que no tienen nada para decir desde la estética, el discurso y el arte. También está en las cosas nuevas ganarse su espacio de manera natural, por peso propio. A nosotros en la Rock & Pop no nos pasan por una cuestión de estética musical, pero me hace ruido el discurso de decir “24 horas de rock revolucionario” cuando lo revolucionario hoy es abrir juego y dar lugar a otras cosas. Está todo armado para que todo siga igual, como la Revolución Cubana, que 50 años después ya no es una revolución, es algo conservador. Lo mismo pasa con el rock, no es revolucionario, un mono hablando de drogas y reviente no es revolucionario, es más revolucionario ser espiritual y sano.

–Sos músico, hablás de la Revolución Cubana, ¿cómo ves la relación entre música y política?
–Me parece bien que la música deje de estar en una burbuja. Hay una realidad política nueva a partir del kirchnerismo, estés a favor o no. La juventud está militando y es algo que no pasa desde los 70. Me parece que está bueno salir a defender cosas que se han ganado. Soy de Castelar, Morón, y ahí Sabbatella es la revolución política. Ahora el intendente tiene 29 años y viene con una forma de hacer las cosas distintas a la que yo adhiero.

–¿Formarías parte? ¿Te interesaría?
–Una idea es armar talleres de producción musical en los barrios humildes. Yo soy productor y grabo discos gracias a la computadora: tener un estudio es carísimo, pero tener una computadora no. Tengo ganas de abrir eso y dar a los chicos con talento o inquietud esa herramienta. En Morón, hay una orquesta en la Villa Carlos Gardel, pibes hijos de analfabetos que tocan música clásica. Eso es la revolución, y quiero ser parte de eso.

–Como productor, ¿con qué proyectos te interesa trabajar?
–Dejo pasar las cosas en las que veo que no tengo nada que aportar y no vibro, y hago discos por muy poca plata y que hacen que pierda guita, porque pongo mucha energía y tiempo en algo que después no me da para pagar los impuestos.

–¿Está sobrevalorado el trabajo del productor?
–Es el director de ese disco, es muy importante. Llamar a tal o cual productor hace que vos tomes una decisión estética de cómo va a sonar; pero tampoco es que llamás a tal y pasa tal cosa. Trabajo hace mucho tiempo pero para el mainstream todavía es un riesgo llamarme, y me llaman las bandas que deciden correr un riesgo.

–¿Todavía te preguntan por tu salida de Árbol? (NdR: Santaolalla aconsejó que cambiaran a Matías Méndez por otro baterista para producirlos).
–Es algo que va a decantar solo. A veces me hincha un poco los huevos, pero ya va a terminar.



Nota publicada originalmente en Noticias Urbanas